“La verdad
sobre el caso Harry Quebert” de Joël Dicker
Marcus
Goldman es un joven escritor neoyorquino, que hace apenas año y medio que acaba
de alcanzar el éxito con la publicación de su primera novela.
Su gran
éxito, le llevó a firmar un contrato con una importante editorial, pero ahora,
el síndrome de la página en blanco, le está complicando seriamente la vida, al
verse incapaz de escribir nada y mucho menos dentro de los plazos convenidos.
A punto de
vencer el período de tiempo establecido por su editor para publicar su próxima novela, decide llamar a Harry
Quebert, su antiguo maestro en su época universitaria, su mentor, su gran amigo…
Alguien que sabe que lo va a ayudar y a entender a pesar de haberlo tenido
bastante abandonado desde que comenzó a saborear las mieles del éxito…
Harry
Quebert vive en Aurora, un pequeñito pueblo de New Hampshire, donde ejerce como
profesor universitario desde que en los años 70, su libro “Los orígenes del mal”
se hubiera convertido en una obra maestra de la literatura norteamericana.
La relación
de Quebert y Marcus es especial, desde el día que se encuentran en el aula por
primera vez, como profesor y alumno. Quebert es capaz de vislumbrar rápidamente
la brillantez y el talento del joven Goldman, así que decide tomarlo como
pupilo para pulirlo y ayudarle a sacar lo mejor de sí mismo.
Por eso,
cuando Harry recibe la llamada de Marcus, diez años después de aquel primer
encuentro en aquella clase universitaria, no duda ni por un momento lo que
tiene que hacer: le dice a Marcus que vaya a Aurora, a su casa, que se aleje de
Nueva York, de su frenético ritmo… Está convencido de que la paz y la
tranquilidad que encontrará en el pequeño pueblo, le ayudarán a superar la mala
racha por la que está pasando, sabe que es un gran escritor, así que las
palabras y las historias volverán a llenar páginas mucho antes de lo que se
imagina…
Ya
instalado en casa de su maestro, un día, debido a la obsesión que siente por
conocer qué fue lo que consiguió que Quebert escribiera la obra maestra que
escribió, decide ponerse a registrar entre sus cosas, con la esperanza de
encontrar el camino a la inspiración que tanto necesita… Pero para su sorpresa,
lo que encuentra, es mucho más serio de lo que podía imaginar: en una lata,
unas fotos, unos recortes de periódico y unas cartas, prueban que su tan
querido, apreciado y admirado mentor, mantuvo en el año 1975, una relación
amorosa con una joven de 15 años a la que doblaba en edad.
Cuando
todavía está intentando asimilar lo que sus ojos están viendo, es sorprendido
por Harry que acaba de entrar en el despacho. Indignado, no entiende cómo ha
sido capaz de registrar sus cosas, pero responde a las preguntas que Marcus le
formula: ¿Quién era Nola Kellergan?¿Qué le ocurrió? Nola Kellergan era una
joven del pueblo de la que estuvo perdidamente enamorado, una joven que el día
30 de agosto de 1975, a pesar de haber quedado en reunirse con él, despareció
para siempre y nunca nadie ha sido capaz de encontrarla desde entonces… Harry
Quebert, lleva treinta y tres años esperando a que vuelva…
Ya de
regreso a la Gran Manzana, y pocos días después del asombroso descubrimiento
sobre el pasado de su antiguo profesor, Marcus recibe una llamada que lo deja
completamente perplejo: Harry Quebert ha sido detenido acusado de haber matado
a Nola Kellergan hace 33 años. Unas excavaciones fortuitas junto a su casa de
Aurora, han hecho que el cadáver de la pequeña haya sido encontrado. La joven
llevaba encima el manuscrito de “Los orígenes del mal” por lo que todo apunta
hacia el afamado escritor como culpable del crimen.
Pero el
joven Goldman, está completamente convencido de la inocencia de su gran amigo, así
que decide poner rumbo de nuevo a Aurora para investigar por su cuenta, está
decidido a desenterrar el pasado, a descubrir una verdad que destapará secretos oscuros de gran parte
de la aparentemente “normal y corriente” población de Aurora.
Así que, ¿quién
mató a Nola Kellergan? Esta pregunta nos hará recordar la famosa serie de
televisión de los 90, Twin Peaks, no sólo porque será lo que nos preguntaremos
una y otra vez, y lo que nos hará rompernos la cabeza a lo largo de las más de
600 páginas del libro, sino también por la ambientación en un pequeño y
tranquilo pueblo americano, en este caso Aurora, en New Hampshire, con los
típico personajes y lugares de toda serie americana(el diner con sus camareras,
el pastor, el rico del pueblo, la madre obsesionada con el qué dirán, los típicos
polis del pueblo, la chica guapa reina del baile…), y porque al igual que en
Twin Peaks, la historia girará y girará, haciendo cada vez, que el
descubrimiento de la verdad, parezca más complicado, pues el autor nos dirige a
lo largo de todo el libro, hacia varios sospechosos, pero cuando parece que ya
estamos a punto de descubrir al verdadero asesino, con un giro inesperado, es
capaz de derivar la trama, la investigación, las culpas… hacia otra persona
totalmente insospechada, pero con fundamentos igual de convincentes.
Estamos
ante una novela completamente adictiva, es de esas historias que consiguen
atraparte desde el mismo momento en que comienzas a leer el libro.Son muchos aspectos los que hacen que así sea: El ritmo de
la narrativa, la curiosidad que ya es capaz de despertar en nosotros el autor
desde el minuto uno, pues ya en la primera página sabemos que algo terrible le
ha ocurrido a Nola Kellergan y que todo el país está conmocionado por dicha
noticia, y lo mejor de todo, es que lo cuenta muy bien, con agudeza, con
ingenio, metiéndonos poco a poco el gusanillo en el cuerpo y casi somos capaces
de ver la cara del propio autor, encantado de ver cómo es capaz de envolvernos,
de atraparnos, de involucrarnos en su historia… Es una novela que cuenta con
todos los ingredientes necesarios para enganchar, para atraparte, para
convertirse en una de esas novelas que nos quitan muchas horas de sueño, pues
necesitamos saber con qué nueva sorpresa va a obsequiarnos esta vez el autor.
Me gusta el
protagonista, es listo y lo sabe, pero a mí me ha caído bien. Otro punto
positivo han sido las conversaciones, los diálogos entre Quebert y Goldman, me
han encantado, especialmente los consejos que le dedica a su alumno y que
Dicker nos regala antes de comenzar cada nuevo capítulo. Me gusta el guiño que
el autor hace a la famosa “Lolita” de Nabokov, basando la historia de amor del
libro en una relación entre un profesor y una chica de tan sólo 15 años. También
lo bien que ha sabido llevar los saltos temporales que se producen a lo largo
de toda la historia, pues recordemos que además del presente, 2008,
retrocederemos hasta 1998 cuando Harry y Marcus se conocen y también hasta
1975, año en el que la tragedia en Aurora tuvo lugar.
Pero sin
duda lo mejor del libro es lo enganchada, lo entretenida que me ha tenido en
todo momento, la forma tan ingeniosa que el autor tiene de despistarnos y
desorientarnos una y otra vez, cómo juega con nosotros creando falsos culpables
para que caigamos rendidos de tanto devanarnos los sesos. Hacía tiempo que no
me costaba tantísimo resolver un crimen, y es que, en esta ocasión, he tenido
que esperar a que el autor me diera la explicación final para poder descubrir
quién mató a Nola Kellergan. Hubo un pequeño detalle que sí que fui capaz de
imaginar hacia la mitad del libro, un detalle entre dos personajes que también
se desvela al final, pero que no está directamente relacionado con el crimen. Pero,
¿el asesino? Mis suposiciones siempre resultaban erróneas…
Así que, en
esta ocasión, la partida me la ha ganado el escritor, no he sido capaz de
descubrir ni sus trampas ni su juego, y ya sabéis, que eso me encanta. Me ha hecho
pasar unos días durmiendo muy poco y muy enganchada a una historia que me ha
gustado mucho, por lo que son razones más que suficientes para que esta novela
se lleve la máxima puntuación.
¿Y
vosotros?¿Tenéis curiosidad por descubrir “La verdad sobre el caso Harry
Quebert”?